Cómo elegir prendas duraderas para un armario consciente
En un contexto donde la moda cambia a toda velocidad, apostar por prendas duraderas que soportan el paso del tiempo es pertenecer a la resistencia. Y es que este no solo es un gesto beneficioso para el planeta, también lo es para nuestro bolsillo.

Con el objetivo de identificar prendas de calidad que duren años, no temporadas, hemos realizado una guía paso a paso con ayuda de las mejores expertas en este ámbito: Laura Opazo, divulgadora de moda, comunicadora y autora de Armario sostenible y La moda es revolución; Inés Aguilar, diseñadora y directora creativa de La casita de Wendy, marca ética y sostenible de moda femenina; y Pepa González Alonso, fundadora de Agile Seller, empresa impulsora de r-evolucionmoda, marca de certificación de la UE para diseñadores, emprendedores y marcas locales de la industria textil y del calzado.
Vestir bien también es cuidar lo que nos rodea. Una prenda duradera no es solo la que resiste lavados sin deformarse. Es aquella que, además de mantener su forma, mantiene también el color, la estructura y la funcionalidad a lo largo del tiempo. Invertir en durabilidad significa, por tanto, elegir ropa que envejece con dignidad y se adapta a diferentes etapas de tu vida.
¿Por qué es importante elegir ropa de calidad para un armario consciente?
Vestir con conciencia no es una moda, es una actitud. Seleccionar prendas duraderas es una de las formas más eficaces de reducir nuestro impacto textil en el medio ambiente, apoyar una industria de la moda más ética y reconectar con el valor real de lo que vestimos.
En primer lugar, debemos empezar por aprender a reconocer la calidad y, a partir de ahí, aplicar estos criterios en un consumo consciente de moda. Porque comprar menos pero mejor no solo alivia armarios repletos, sino también la economía doméstica. Eso sí: un armario consciente no se construye de la noche a la mañana, pero cada prenda elegida con criterio es una apuesta a largo plazo.
Lo explica muy bien Pepa González Alonso, de Agile Seller: “un armario consciente no se llena con tendencias. Se construye con decisiones informadas, con ropa que no se rompe al tercer lavado ni pasa de moda en dos semanas. Es elegir menos pero mejor. Es resistirse a la lógica de usar y tirar, y apostar por prendas que acompañen tu estilo de vida, no que lo llenen de ruido. Además, la ropa de calidad suele implicar (aunque no siempre) mejores procesos, mejores condiciones laborales y menor impacto ambiental”.
Para Inés Aguilar, de La Casita de Wendy, elegir ropa de calidad es crucial porque “la calidad de un producto va ligada a su duración. Mientras más dure, más uso le damos, y más tiempo tardamos en reemplazar ese producto por otro, es decir, mientras más calidad tiene un producto, menos consumimos y más reducimos nuestro impacto sobre el medioambiente. En un mundo donde la obsolescencia se programa, apostar por la calidad es apostar por modelos más sostenibles”.

Imagen de Ratih Mandalawangi (vía Unsplash).
¿Cómo podemos identificar fácilmente una prenda de calidad?
Cuando hablamos de prendas duraderas, no solo hablamos de materiales de calidad. También deben estar bien construidas. “La durabilidad no es solo una sensación: es una condición técnica que, desde 2024, la legislación europea empieza a exigir. El Reglamento de Ecodiseño para Productos Sostenibles (UE 2024/1781) ha puesto la lupa sobre un problema que el fast fashion ha ignorado durante años: la ropa dura poco porque está pensada para eso”, señala Pepa González Alonso. “¿Y qué se entiende por una prenda duradera?”-continúa esta experta- “Una que resista el uso frecuente, los lavados, el paso del tiempo… y que pueda ser reparada y reutilizada fácilmente. Es decir: que no esté diseñada para caducar con la temporada”.
Por tanto, saber reconocer una prenda buena —incluso sin ser un experto en costura— es una habilidad muy valiosa para tomar decisiones de compra más conscientes. “Aunque no tengamos conocimientos técnicos, hay detalles que nos pueden dar muchas pistas. Yo siempre recomiendo tocar el tejido: si al arrugarlo un poco vuelve a su forma, suele ser buena señal. También mirar las costuras por dentro y por fuera: si están rectas, sin hilos sueltos y bien rematadas, probablemente la prenda esté bien confeccionada”, apunta Laura Opazo, autora de Armario sostenible.
“A ojo, y sin venir del mundo del diseño y la confección, es difícil saber si una prenda es de calidad o no”, opina Inés Aguilar. “Uno puede mirar la composición pero no puede acceder a más detalles. Por ejemplo, si compras un jersey de lana 100% no sabes si le va a salir pelotillas o no hasta que lo hayas usado y lavado algunas veces, y no lo puedes saber porque para eso tendrías que averiguar cuál es la longitud de la fibra, cosa de la que no se informa en la etiqueta”. Sin embargo, da pistas sobre otro buen indicador que, aunque no es infalible, nos puede servir para intuir la calidad de una prenda: el precio. “Yo creo que el sentido común te dice que si compras un jersey por 10 euros, su calidad no puede ser muy buena, simplemente porque los materiales de calidad no suelen ser baratos. Dicho esto, es verdad que muchas veces el precio no es el gran indicador” -reflexiona la directora creativa de La Casita de Wendy-, “ya que marcas más premium apuestan, y esta es la lógica del mercado, por abaratar en calidad para aumentar los beneficios. Así que la verdad es que los consumidores están un poco desprotegidos. De todas formas, uno puede apostar por marcas cuyas prendas ya hayan dado buenos resultados”.
Claves para identificar prendas duraderas de calidad
- Las costuras: limpias, rectas y reforzadas. Las costuras deben estar bien alineadas, sin hilos sueltos ni espacios desiguales. ¿Cómo identificarlo? Estira suavemente la tela a lo largo de la costura. Si ves huecos o notas que se abre, es una señal de debilidad. Revisa especialmente zonas de tensión como axilas, entrepierna y sisas.
- Los remates: deben estar cuidados también en el interior. Una prenda de calidad no debe parecerlo solo por fuera. Los acabados internos —como las costuras sobrehiladas, los forros o las vistas— deben estar bien ejecutados. Presta atención a los bordes de la tela, por ejemplo, que no deben deshilacharse.
- Los tejidos: consistentes y con buen tacto. El material debe tener un peso adecuado (ni muy fino, ni demasiado rígido) y un tacto agradable. Por ejemplo: una camiseta 100% algodón orgánico bien tejida será más densa y resistente que una mezcla con poliéster muy liviana, que puede deformarse pronto.
- Los detalles deben estar bien integrados. Los botones deben estar firmemente cosidos. Los ojales, bien rematados, y las cremalleras deben funcionar correctamente sin engancharse. Haz una prueba con la prenda antes de comprarla: abre y cierra varias veces los cierres. Si hay resistencia, puede ser señal de baja calidad.
- Forros, entretelas y refuerzos. Deben existir en prendas estructuradas como americanas, abrigos y prendas formales, ya que su presencia mejora su durabilidad. Por ejemplo: un blazer sin forro o con uno mal cosido probablemente no resistirá un uso frecuente.
- Los estampados deben ser simétricos y estar alineados. Una prenda de buena calidad, confeccionada conscientemente y con atención al detalle, tiene sus diferentes piezas bien casadas. Esto se identifica rápidamente en prendas con estampados geométricos, como rayas y cuadros.
- El etiquetado debe ser informativo y transparente. Una etiqueta clara sobre el origen, la composición y las instrucciones de lavado es vital para prever la durabilidad de una prenda, y signo de una marca responsable. “Si una prenda requiere lavados muy delicados, o en seco, puede que no sea la más práctica para el día a día”, recuerda Laura Opazo.
“Cuidado: una prenda duradera no es automáticamente sostenible”, recuerda Pepa González Alonso. “Puede durar 20 años y seguir siendo fruto de trabajo precario, tintes tóxicos o materias primas contaminantes. La sostenibilidad implica un enfoque más amplio: que la prenda no solo viva más tiempo, sino que lo haga con el menor impacto posible a lo largo de todo su ciclo de vida”.
¿Qué tejidos son mejores para un armario sostenible?
Elegir bien los materiales es clave para alargar la vida útil de nuestras prendas y reducir el impacto ambiental de nuestro armario.
No todos los tejidos se comportan igual: algunos envejecen con dignidad y otros se degradan tras pocos usos. Además, el tipo de fibra influye directamente en el impacto que esa prenda tiene desde su producción hasta su reciclaje final. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, como defiende Pepa González Alonso, en realidad “no existe el tejido perfecto, ni una fórmula mágica. Lo que marca la diferencia no es solo la fibra, sino cómo se ha producido, bajo qué condiciones y con qué impacto”.
Si lo que buscamos es durabilidad y sostenibilidad, las fibras más recomendables son:
- Fibras naturales, preferiblemente orgánicas, como el algodón orgánico, el lino y la lana.
- Fibras celulósicas regeneradas, de origen natural pero con proceso químico controlado, como el TENCEL™ bien producido, el modal y la viscosa (preferiblemente con certificación sostenible). Consejo: comprueba que proceden de fuentes responsables y que el proceso de producción sea limpio.
- Fibras recicladas como el algodón reciclado, el poliéster reciclado (rPET). Este último material se aconseja porque tiene una durabilidad muy alta y es ideal para ropa técnica o deportiva pero hay que tener en cuenta que es una fibra sintética que genera microplásticos, por lo que conviene utilizarla en prendas que no requieran lavados frecuentes, como chaquetas o mochilas.
“Un armario sostenible no se construye acumulando etiquetas “eco”, sino exigiendo trazabilidad, certificados fiables y procesos limpios. Y que tenga sentido según el uso que se le va a dar”, señala Pepa González Alonso. “Una prenda sostenible también tiene que cumplir su función. Porque sí: el mejor tejido del mundo, si se usa una vez y se queda olvidado en el armario, no es tan sostenible como parece”.
¿Qué materiales se deben evitar si buscamos prendas duraderas y sostenibles?
Al igual que en el caso anterior, no se trata solo del resultado final del tejido, sino de todo lo que ese material implica en términos de sostenibilidad: con qué y cómo se ha producido, cómo envejece y si será posible reciclarlo sin dificultad al final de su vida útil. “La sostenibilidad no está en una etiqueta verde, sino en el ciclo de vida completo de la prenda. Y si un material impide reparar, reutilizar o reciclar, difícilmente puede formar parte de un armario consciente”, apunta Pepa González Alonso. Teniendo esto en cuenta, conviene evitar:
- Tejidos sintéticos derivados del petróleo como el poliéster, el acrílico o el elastano. “Sí, pueden ser resistentes, pero no transpirables, no biodegradables y liberan microplásticos cada vez que se lavan”, señala la fundadora de Agile Seller. Además, tienden a formar bolitas, retener olores y degradarse más rápido.
- Tejidos con muchas mezclas, ya que dificultan el reciclaje textil y a menudo combinan lo peor de cada fibra.
- Acabados con brillos, efectos plastificados, recubrimientos vinílicos o materiales que imitan piel. Su vida útil suele tener fecha de caducidad próxima y, cuando esto ocurre, es difícil reparar estos tejidos, además de tener un impacto textil altísimo en el medio ambiente.

Imagen de Charlota Blunarova (vía Unsplash).
Cómo influye el diseño en la durabilidad de una prenda
Al hablar de durabilidad y consumo consciente, no podemos olvidarnos del diseño. Una prenda puede estar confeccionada con los mejores tejidos, pero si su diseño está mal planteado, difícilmente se convertirá en un básico duradero de tu armario. “A veces pensamos en durabilidad solo como resistencia física, pero el diseño tiene un papel clave. Un buen diseño no solo es bonito, también es funcional: permite moverse con comodidad, se adapta bien al cuerpo y está pensado para durar”, argumenta la autora de La moda es revolución. “Además, un diseño bien resuelto facilita que la prenda se pueda reparar si se estropea. Y algo que me parece muy importante -continúa-: cuando una prenda está bien diseñada y conecta contigo, la valoras más. La cuidas, la usas más tiempo, y eso también es sostenibilidad. Porque al final, lo que más dura es lo que más queremos”.
Claves para identificar si el diseño de una prenda será duradero
Lo principal: antes que nada, pregúntate si esa prenda que te ha llamado la atención te gustará dentro de un año. Después, valora si te resulta cómoda y si te representa. Un armario consciente se construye eligiendo prendas que te acompañen durante años, no que te abandonen tras dos puestas. Una vez pasado este primer examen, analiza la prenda teniendo en cuenta las siguientes claves:
- Atemporalidad. “Apostar por diseños atemporales te permite disfrutar de la prenda indefinidamente”, defiende Inés Aguilar. Frente a las tendencias fugaces, las prendas que resisten el paso del tiempo suelen tener cortes sencillos, colores combinables y un estilo no sujeto a una temporada concreta. “Una prenda con un corte atemporal, que te sigue gustando año tras año, es una prenda que vas a cuidar más y que va a tener más recorrido en tu armario. La durabilidad también tiene que ver con el vínculo que creamos con lo que vestimos”, añade Laura Opazo. Los ejemplos más clásicos serían una camisa blanca, un vaquero, una blazer, un vestido negro… que -esto es muy importante-, cada uno debe adaptar a su estilo para que sean de verdad compras conscientes. En definitiva, es recomendable evitar prendas que no son de nuestro estilo o cortes muy ligados a una moda puntual si no estamos seguros de seguir usándolos más adelante.
- Versatilidad. Una prenda, muchos usos. Un diseño duradero debe encajar fácilmente en distintos contextos: trabajo, ocio, eventos informales… Haz la prueba: si puedes incluir esa nueva prenda en, al menos, 3 looks distintos de tu armario, probablemente es una buena inversión.
- Comodidad y funcionalidad real. Las prendas que no son cómodas, que son poco funcionales o que requieren cuidados complicados, suelen acabar olvidadas en el armario.
- Detalles bien pensados. Un buen diseño prioriza tanto la estética como la experiencia de uso. Es decir, que tenga bolsillos funcionales (si los necesitas), que incluya botones de repuesto, que los tirantes sean regulables, que las cremalleras estén ocultas… Son señales de que se ha diseñado pensando en el uso real.
- Reparabilidad y transformabilidad. Los diseños que permiten ser ajustados o transformados tienen más posibilidades de seguir siendo útiles a lo largo del tiempo o ante cambios corporales. Cuanto más sencilla sea una prenda, más fácil será repararla, personalizarla o incluso adaptarla a nuevas modas.

Imagen de Dan Gold (vía Unsplash).
La forma de cuidar la ropa también afecta a su duración
La durabilidad de una prenda no depende solo de su calidad o diseño. Gran parte de su vida útil está en nuestras manos: cómo la tratamos, cómo la lavamos, cómo la guardamos. A menudo, lo que acorta la vida de una prenda no es el desgaste natural, sino los malos hábitos cotidianos.
“Creo que lo más importante es entender que cuidar la ropa no tiene por qué ser complicado”, apunta, en este sentido, Laura Opazo. “A veces, con pequeños gestos diarios podemos alargar muchísimo su vida útil. Por ejemplo, no hace falta lavar todo después de un solo uso: muchas veces basta con airear las prendas. Sin ir más lejos, Chip Bergh, presidente de Levi’s, afirmó que los vaqueros no necesitan lavarse con frecuencia ya que desgasta el tejido, altera su forma y acelera la pérdida de color”.
Consejos para cuidar tu ropa y alargar su vida útil
- Lava menos y mejor. Cada lavado desgasta las fibras, consume agua y energía y, en el caso de los tejidos sintéticos, libera microplásticos. En su lugar, ventila las prendas entre usos, limpia manchas puntuales y prioriza lavarlas solo cuando sea necesario.
- Respeta las instrucciones de la etiqueta.
- Utiliza detergentes suaves y evita el suavizante convencional. Al igual que en el caso del cuidado de la ropa interior, los detergentes agresivos deterioran con más rapidez las fibras. El suavizante puede dejar residuos que afectan al tejido y a su transpirabilidad, especialmente en el caso de las prendas técnicas o deportivas.
- Seca al aire siempre que puedas. Mejor a la sombra para evitar que la exposición al sol desgaste los colores. Evita el uso de secadora, si es posible, ya que puede encoger, deformar y debilitar la ropa.
- Guarda bien las prendas según su tipo. Es decir, dobla los jerséis de punto (en lugar de colgarlos) para que no se deformen, utiliza perchas con forma para conservar blazers, camisas o abrigos, protege la ropa de otras temporadas con fundas transpirables…
- Repara y apuesta por el mantenimiento preventivo de las prendas. “Un botón que se cae o una costura que se abre no deberían ser el final de una prenda. Volver a conectar con el valor de lo que ya tenemos es, para mí, una forma muy poderosa de sostenibilidad”, comparte Laura Opazo. ¿Cómo podemos volver a conectar con lo que ya tenemos, como propone esta experta? Aprendiendo, por ejemplo, algunas reparaciones básicas o confiando estos arreglos a un taller local. Si hablamos de hacer un mantenimiento preventivo, podemos retirar bolitas de tejido en las prendas de punto y coser refuerzos antes de que se rompan las costuras.